Fuente: cadenaser.com
Los voluntarios del teléfono están formados para detectar suicidios en curso o inminentes y llamar, a través de un voluntario de guardia, a los servicios de emergencia que determinarán cómo actuar. Josep Lluís, otro voluntario, de 74 años y médico jubilado, ha tenido que avisar al compañero de guardia en alguna ocasión "Si ves un riesgo elevado, avisas a la persona de guardia, pero en ningún caso dejas de atender la llamada", explica.
Carmen, de 58 años, es especialista en gestión de estrés en el mundo laboral y voluntaria. Hace dos turnos al mes. Constata también el aumento de llamadas de jóvenes. La peor llamada que recuerda es la de un usuario al que no consiguió regular. "Era un chico que decía que los días se le hacían largos, que nunca terminaban, que para qué seguir y que lo peor era pensar que el día siguiente sería igual de largo y eterno".
No es lo común. Las llamadas no tienen un límite de tiempo, pueden alargarse lo que necesite el usuario, hasta que la persona consigue remontar su estado anímico.
El lema del 900 92 55 55 es "Si nos necesitas, llámanos". Los que lo necesitan encuentran una voz que acompaña y unos oídos dispuestos a escuchar sin juzgar.
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